lunes, 16 de noviembre de 2009

Un esbozo pesimista-aproximativo.

Antes de analizar la situación laboral de los jóvenes en España, debemos hacer una parada para describir la horquilla de población a la que nos referimos. Todas las fuentes de datos secundarios de los que podemos extraer datos sobre dicha situación, tanto EPA, INE, Instituto Nacional de Empleo, Ministerio de Trabajo, Eurostat… consideran que dicho tramo de edad es el comprendido entre los 16 años, edad mínima para entrar en el mundo del trabajo, y los 29 años, aunque este límite del intervalo responde a un acuerdo más consuetudinario, ya que, si se atiende a la tasa de emancipación esta no supera el 30%.
Según datos de la EPA de 2008, el estrato de edad denominado Joven, respondía a un 21% del total de la población española, de los cuales, y no es dato desdeñable, un 18% son inmigrantes.
El dato de actividad entre éstos, se sitúa en un 66,2%, siendo de casi un 70 para los varones y de un escaso 62 para las mujeres.
Si atendemos a la tasa de paro, en el 1er. Trimestre de 2009, ésta sigue subiendo para la población activa en general y se sitúa en 28%, más de diez puntos por encima de la tasa general (17,92%), pero con especial incremento entre la población joven, y aunque podría achacarse este aumento al efecto de la crisis, se trata de una tendencia que ya se venía dando desde antes de la actual coyuntura económica.
El fenómeno de la contratación temporal total, y la de duración inferior a seis meses más específicamente, se mantiene en niveles alarmantes para la juventud, dando cuenta de una radicación de la precariedad estructural que padece este colectivo. Detalladamente y a la luz de los datos se confirma que la temporalidad continúa suponiendo un alto porcentaje con respecto a la contratación indefinida (43%). Este indicador es del 25% para la población total activa española, por lo que nuevamente encontramos un elemento de la precariedad laboral que repercute con especial gravedad en la juventud. De entre el total de contratos temporales, un 34% de los que amparan la relación laboral de los jóvenes tienen una duración inferior a seis meses. Este dato tiene especial incidencia sobre los trabajadores jóvenes, ya que al no cumplir el período mínimo de cotización a la Seguridad Social se ven imposibilitados para acceder al sistema de prestación por desempleo, y por lo tanto limitados en su proceso de emancipación.
En comparación con el resto de Europa, se puede llegar a la conclusión de quel a situación sociolaboral en nuestro país está alcanzando cotas de precariedad sin precedentes. Comparando la tasa de paro juvenil del mes de junio de España con la media de la Europa de los veintisiete a través de informes de EUROSTAT, España casi llega a doblar los datos de nuestros vecinos (36,1% frente a 19,7%, para la población de 16 a 24 años). La urgente necesidad de emprender acciones para superar la actual coyuntura económica es una oportunidad para afrontar medidas estructurales que vayan más allá del corto plazo y consigan redefinir un escenario sociolaboral en el que la juventud no se vea sistemáticamente damnificada.

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